Desde que el Ministerio de Cultura lanzara la campaña Si eres legal, eres legal a favor de los derechos de la propiedad intelectual y sobre todo de las arcas de la SGAE, las reacciones se han multiplicado desmontando las diez justificaciones que con que la campaña ministerial tira por tierra uno de los derechos que debemos seguir reivindicando, el de compartir la información.Contra el decálogo:
La música, el cine, las imágenes, los textos, los videojuegos que están en Internet han sido creados por personas que son quienes deciden si sus creaciones tienen un precio o no. Porque lo que está en internet puede ser gratis o de pago, de ambas categorías, ocasionalmente de una de ellas, o del modo que quien lo ha creado decida sin necesidad que una empresa lo regule.Está claro que si se autoriza la descarga en una web, es legal. Y eso dice una sentencia de 2006 del juzgado de lo Penal número 3 de Santander que absolvió a un internauta para quien se pedían dos años de cárcel por descargar y compartir música en Internet, por considerar que esa práctica no es delito si no existe ánimo de lucro. Las descargas, además, están amparadas por el derecho de copia privada que existe. Usuarios sin ánimo de lucro no siempre, por otra parte, tienen medios a su alcance para comprobar si un contenido está o no protegido por copyright. En contra de lo que ridículamente dice el Ministerio, de puede citar todo lo que uno desee y, en cuanto a la copia, ya se paga un canon en España por todo aparato o servicio que es susceptible de copiar o grabar(118 millones de euros este año) y se reparte entre los autores y creadores. En España, no hay ningún fallo judicial que diga que el P2P necesita autorización. Una sentencia firme de la Audiencia Provincial de Madrid de septiembre pasado absolvió a Sharemula, página web de enlaces, porque enlazar a las redes de p2p "no supone vulneración de los derechos de propiedad intelectual". Por otra partel intercambio de archivos través del sistema P2P no es incriminable penalmente. En cuanto a a la seguridad de las redes P2P con la que ingenuamente amenaza la campaña ministerial, son tan seguras o no como los chats, correos electrónicos u otros sistemas de contacto, y depende mucho de los usuarios. Tampoco ningún grupo o cantante se ha arruinado por las descargas de internet, más bien lo contrario, éstas han dado oportunidades a desconocidos fuera de los circuitos comerciales o ha pormocionado creaciones de famosos. Por último, está claro, las redes P2P democratizan el acceso a los contenidos culturales permitiendo disfrutar de obras que no se comercializan por falta de rentabilidad o porque están descatalogadas. Es un problema de la misma industria, acomodada en fórmulas obsoletas, el de adaptarse a la nueva sociedad de la información y no solo aprovecharse de ella cuando le viene bien.









